Ir al contenido principal

Y en un suspiro, se nos va la vida.

Se nos escurre la vida.
Haciendo planes, ahorrando dinero, esperando un mañana.
Esperamos y no sólo eso sino que contamos con ello.
Con algo que no está asegurado, con cosas que pueden ser y al mismo tiempo no serlo.
Aseguramos que habrá un mañana, y en ese entonces, el hoy se nos escapa.
Se nos escurre la vida, tal como se escurre el agua y en nada se evapora,
Porque se nos marchita, se nos agota. 
Y ya no hay nada.
Porque la vida es hoy y no mañana, la vida fue ayer y ya no cuenta,
Y sin embargo, seguimos confiando en un futuro incierto.
Entonces, en la ausencia, en un suspiro, en un instante se te va la vida.
Y cuando te das cuenta ya no queda nada.
Esperamos y en un segundo ya no hay mañana.
Porque cuidamos mucho el futuro y descuidamos mucho el hoy.

Confíe demasiado en que tendría una vida.
Larga tal vez, años me esperaban, lo sabía.
Olvidé cuidarla, y en un segundo en nada,
volví a ser indefensa, pequeña, huérfana 
en un campo de batalla, en un mundo grande 
que no hace otra cosa más que devorar 
El miedo volvió a consumirme y me hice pequeña
Prometí cuidar mi hoy y lo único que hice fue abandonarlo
Me tope de frente con la muerte y en un instante regresé a la vida
No pude evitar sentir nostalgia, alegría en forma de lágrimas
Otra oportunidad a cambio de una promesa:
Concentrarme en mi presente, porque el futuro se construye a través de hoy.

Yo siempre enigmada con la vida:
Ella

Comentarios

Entradas populares de este blog

Veo humanos, pero no humanidad.

¿Te has fijado como somos de indiferentes las personas? Como no reaccionamos, no nos importa, la indiferencia es peor que las otras actitudes. ¿Ves como somos soldaditos?  Hechos para obedecer y no preguntar. Parece que la sociedad esta dejando de evolucionar, no mejoramos, estamos destruyéndonos, parece que avanzamos, pero PARA ATRÁS. He querido cambiar las cosas, una, diez cien veces. Me siento tan enojada, no puedo ser la única con ganas de cambiar. Claro siempre te dicen que empieces por ti misma, ¿Y sabes por qué te lo dicen? Sí, porque es lo más difícil. Pero después de haberlo intentado y de haber fracasado tanto, me he sentido tan vacía, tan ridícula, tan frustrada. Y luego tan yo, como siempre; tan yo. Y no sé que es, siento que estoy equivocada, espero que alguien conteste a tantas interrogativas que de todo surgen. Pero, ¿sabes qué? Nunca nadie lo hace y eso me lastima tanto, ¿Por qué se aferran en hacerme sentir tan mal? ¿Por qué siempre quieren hacerte ve...

Es fin de año y no pude evitar escribirte.

Papá, estoy en Montevideo. Qué lugar lindo, debo decir, acabo de dar una vuelta y mire una casa como aquella que te gusta que está en Bosques, que cuando íbamos a misa y pasábamos te decía: yo te la voy a comprar. He pasado por Santiago, por Buenos Aires y ahora estoy hirviendo aquí en frente al mar. Quise empezar esto así, pero sabes que estoy llena de nostalgia, naturalmente porque nací contrariada con la vida y aumentado por estas fechas que se recuerda mucho a la familia y que lejos uno se da cuenta que hasta lo más mínimo es lo más maravilloso. Estoy haciendo un recuento de los daños, bueno quiero decir de este año y de doce meses he pasado cerca de siete fuera, y yo sé que esto debo de aprovecharlo, que hay pocas oportunidades así pero soy débil y todo me recuerda a casa, a la abuela, a la ciudad, a Ringo (nuestro perro). Vos sabes cuánto vivo atada a la nostalgia. Y es cierto también, que es bueno viajar, mira de cuantas cosas me he dado cuenta, cuanta pertenencia tengo haci...

Tara, ¿mi gata?

¿Qué sabemos del vacío en realidad? A veces (seguido), me parece irónico que siendo lo que es esa palabra, sea una sensación tan exhaustiva, decir que está vacío es como decir que no hay nada, pero al mismo tiempo, ese vacío lo ocupa todo. Decir que no hay nada no es tan cierto, pero es una manera de relegar todo, de tirarlo a un segundo plano. Y decir que Tara ocasionó el vacío más profundo en mi vida, no es para nada una exageración. Ahora no hay nada y al mismo tiempo un pensamiento sostenido que gira a su alrededor. Se fue Tara, salió de casa, se perdió. Siempre digo ¡Tara es mi gata! (o, ¿era?), pero Tara nunca fue mía, Tara sólo me escogía para brindarme su compañía. Tara era de ella y de la naturaleza que la hizo increíblemente perfecta. Tara es el nombre que le puse y me parecía profundamente impecable para esos ojitos que se expandían cuando ella me miraba, cuando jugábamos y seguía sigilosamente mis dedos en la orilla de mi cama. Tara no era mía, pero como humana, me gustaba ...