Sé que no lo entenderías, porque incluso, hay días en que yo no lo entiendo. Quizá ni siquiera quieres entenderlo y bueno, no me sorprendería ni me podría hacer más chiquita (más chiquita). Aún así, con este camino tan bifurcado, despierto y lucho todos los días un poquito, por sostener mi verdad, mi construcción del pasado y de cada cosa que ha ocurrido por este cuerpo y esta mente; mi lucha interior por evitar la impunidad a la que lleva el olvido, y lograr construir esta memoria como medio para evitar que me vuelva a pasar, otra vez, otra vez, otra vez, infinitamente, otra vez.
Pero, qué son estas tremendas ganas de apagar todos los días y también las ansias de vivirlos con tanta garra?; del acompañamiento mutuo y a veces de pedirte que me bajes en medio del camino a cualquier destino, de escapar a donde sea donde pueda estar sola, de cancelarme de tu vida, y luego, cancelarte de la mía?
De borrarme de tu mapa, y olvidar que exististe.
De olvidar que camine tu cuerpo, incansablemente.
y de olvidar que tú, que tú ocasionalmente lo hacías; pero que lo podré olvidar, porque a mí (y como a Calamaro), todo se me olvida.
Y aunque algo va a quedar adentro (mío) tuyo siempre.
También mucho se terminará por ir, por difuminar en el laberinto de la memoria resbaladiza que no logro compactar, en los espacios que no entierro ni dignifico en mis recuerdos.
Y si algún día lo entiendo, si algún día logro entenderlo, ya habré descifrado lo más importante
de este sendero tan absurdo y tan irónico que implica habitarme
y habitar a otros.
yo siempre enigmada con la vida.
Daniela
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