Ir al contenido principal

¿Quién no piensa en los patos?

No sé porqué cuando llueve pienso en los patos, en que se mojan porque no tienen algo que los guarde del agua que cae a cantaros, luego pienso que quizá sí, que sus alas con plumas cubiertas, son su propio hogar y cargan con él a todas partes o quizá no lo cargan sino que lo llevan dentro, lo que implica una libertad absoluta.
Luego pienso que quisiera ser un pato.
Sin frio en invierno, ni calor en primavera.
Tal vez quisiera ser un animal, porque no sufren tantas carencias, al menos no mentales o sentimentales. Pienso que quisiera llevar conmigo mi hogar y pararme a descansar cuando necesite, respirar sin necesidad de acampar, porque mi campamento lo llevo en mi piel, luego pienso (también) en lo mucho que te has convertido en mi piel, en que te has convertido en mis alas que amortiguan el viaje y en mis patas que soportan el camino, pero ¿sabes? No sé en que medida puedo decir que es bueno o que es malo. No sé si puedo convertirme en depositaria de todos tus sentimientos y menos tu de los míos, no sé si puedo permitirte ser conducto de mi felicidad, de lo que siento, de lo que soy, que seas portador de mis sueños y que vivamos realidades compartidas..
No sé.
En días así, pienso que me gustaría ser un pato, o quizá no tanto, tendría frío o quizá sentiría nada, por lo que se vuelve mucho más atractiva la idea de serlo.


Y al final no sé porqué te hablo de los patos pero es una buena forma de empezar una carta para ti, que tengo tanto de que hablarte pero al momento preciso no sé cómo ni de qué hacerlo.


Yo siempre enigmada con la vida:
Ella

Comentarios

Entradas populares de este blog

Veo humanos, pero no humanidad.

¿Te has fijado como somos de indiferentes las personas? Como no reaccionamos, no nos importa, la indiferencia es peor que las otras actitudes. ¿Ves como somos soldaditos?  Hechos para obedecer y no preguntar. Parece que la sociedad esta dejando de evolucionar, no mejoramos, estamos destruyéndonos, parece que avanzamos, pero PARA ATRÁS. He querido cambiar las cosas, una, diez cien veces. Me siento tan enojada, no puedo ser la única con ganas de cambiar. Claro siempre te dicen que empieces por ti misma, ¿Y sabes por qué te lo dicen? Sí, porque es lo más difícil. Pero después de haberlo intentado y de haber fracasado tanto, me he sentido tan vacía, tan ridícula, tan frustrada. Y luego tan yo, como siempre; tan yo. Y no sé que es, siento que estoy equivocada, espero que alguien conteste a tantas interrogativas que de todo surgen. Pero, ¿sabes qué? Nunca nadie lo hace y eso me lastima tanto, ¿Por qué se aferran en hacerme sentir tan mal? ¿Por qué siempre quieren hacerte ve...

Es fin de año y no pude evitar escribirte.

Papá, estoy en Montevideo. Qué lugar lindo, debo decir, acabo de dar una vuelta y mire una casa como aquella que te gusta que está en Bosques, que cuando íbamos a misa y pasábamos te decía: yo te la voy a comprar. He pasado por Santiago, por Buenos Aires y ahora estoy hirviendo aquí en frente al mar. Quise empezar esto así, pero sabes que estoy llena de nostalgia, naturalmente porque nací contrariada con la vida y aumentado por estas fechas que se recuerda mucho a la familia y que lejos uno se da cuenta que hasta lo más mínimo es lo más maravilloso. Estoy haciendo un recuento de los daños, bueno quiero decir de este año y de doce meses he pasado cerca de siete fuera, y yo sé que esto debo de aprovecharlo, que hay pocas oportunidades así pero soy débil y todo me recuerda a casa, a la abuela, a la ciudad, a Ringo (nuestro perro). Vos sabes cuánto vivo atada a la nostalgia. Y es cierto también, que es bueno viajar, mira de cuantas cosas me he dado cuenta, cuanta pertenencia tengo haci...

Tara, ¿mi gata?

¿Qué sabemos del vacío en realidad? A veces (seguido), me parece irónico que siendo lo que es esa palabra, sea una sensación tan exhaustiva, decir que está vacío es como decir que no hay nada, pero al mismo tiempo, ese vacío lo ocupa todo. Decir que no hay nada no es tan cierto, pero es una manera de relegar todo, de tirarlo a un segundo plano. Y decir que Tara ocasionó el vacío más profundo en mi vida, no es para nada una exageración. Ahora no hay nada y al mismo tiempo un pensamiento sostenido que gira a su alrededor. Se fue Tara, salió de casa, se perdió. Siempre digo ¡Tara es mi gata! (o, ¿era?), pero Tara nunca fue mía, Tara sólo me escogía para brindarme su compañía. Tara era de ella y de la naturaleza que la hizo increíblemente perfecta. Tara es el nombre que le puse y me parecía profundamente impecable para esos ojitos que se expandían cuando ella me miraba, cuando jugábamos y seguía sigilosamente mis dedos en la orilla de mi cama. Tara no era mía, pero como humana, me gustaba ...