Ir al contenido principal

Besando imperfecciones

Te beso todas las distancias y los sueños 
tan distintos a los míos que no nos han dejado ser, ni estar.
Te beso el tiempo enemigo de lo nuestro, 
cómplice fugaz de la imposibilidad de amar,
testigo mudo de la posibilidad de querernos, 
de todo aquello que no es ni será.
Te beso lleno de defectos que me han nublado el criterio de quererte.
Así te beso amor, como perdonando el tiempo que nos ha echado al olvido,
como perdonándome a mi misma por negarme a estar contigo.
Y aquí seguimos confundidos, 
pensando que quizá mañana será una buena oportunidad para volver a empezar. 
Aquí estamos luchando por superar cada odio que se aferra al amor que no existe.
Así estoy hoy, llena de palabras que parecen nada ante los hechos que han hablado ya por ellos.
Y si miramos, si miramos lento, si observamos; 
todo lo que hemos hecho, tal vez veremos
que ya no hay nada, sino una obra inconclusa,
con materiales calcinados por todas las ganas consumadas.
No hay enigmas ni misterios, todo fueron intentos.
Así estamos aferrados a lo nuestro, y cada quien a lo suyo.
Como si empujáramos y al mismo tiempo lo soltáramos.
Aquí seguimos imperfectos puliendo el dolor, haciéndolo más bello.
Espero algún día, dejar de lastimarnos, dejar de querernos
O aceptar, que nunca lo hemos hecho.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Veo humanos, pero no humanidad.

¿Te has fijado como somos de indiferentes las personas? Como no reaccionamos, no nos importa, la indiferencia es peor que las otras actitudes. ¿Ves como somos soldaditos?  Hechos para obedecer y no preguntar. Parece que la sociedad esta dejando de evolucionar, no mejoramos, estamos destruyéndonos, parece que avanzamos, pero PARA ATRÁS. He querido cambiar las cosas, una, diez cien veces. Me siento tan enojada, no puedo ser la única con ganas de cambiar. Claro siempre te dicen que empieces por ti misma, ¿Y sabes por qué te lo dicen? Sí, porque es lo más difícil. Pero después de haberlo intentado y de haber fracasado tanto, me he sentido tan vacía, tan ridícula, tan frustrada. Y luego tan yo, como siempre; tan yo. Y no sé que es, siento que estoy equivocada, espero que alguien conteste a tantas interrogativas que de todo surgen. Pero, ¿sabes qué? Nunca nadie lo hace y eso me lastima tanto, ¿Por qué se aferran en hacerme sentir tan mal? ¿Por qué siempre quieren hacerte ve...

Es fin de año y no pude evitar escribirte.

Papá, estoy en Montevideo. Qué lugar lindo, debo decir, acabo de dar una vuelta y mire una casa como aquella que te gusta que está en Bosques, que cuando íbamos a misa y pasábamos te decía: yo te la voy a comprar. He pasado por Santiago, por Buenos Aires y ahora estoy hirviendo aquí en frente al mar. Quise empezar esto así, pero sabes que estoy llena de nostalgia, naturalmente porque nací contrariada con la vida y aumentado por estas fechas que se recuerda mucho a la familia y que lejos uno se da cuenta que hasta lo más mínimo es lo más maravilloso. Estoy haciendo un recuento de los daños, bueno quiero decir de este año y de doce meses he pasado cerca de siete fuera, y yo sé que esto debo de aprovecharlo, que hay pocas oportunidades así pero soy débil y todo me recuerda a casa, a la abuela, a la ciudad, a Ringo (nuestro perro). Vos sabes cuánto vivo atada a la nostalgia. Y es cierto también, que es bueno viajar, mira de cuantas cosas me he dado cuenta, cuanta pertenencia tengo haci...

Tara, ¿mi gata?

¿Qué sabemos del vacío en realidad? A veces (seguido), me parece irónico que siendo lo que es esa palabra, sea una sensación tan exhaustiva, decir que está vacío es como decir que no hay nada, pero al mismo tiempo, ese vacío lo ocupa todo. Decir que no hay nada no es tan cierto, pero es una manera de relegar todo, de tirarlo a un segundo plano. Y decir que Tara ocasionó el vacío más profundo en mi vida, no es para nada una exageración. Ahora no hay nada y al mismo tiempo un pensamiento sostenido que gira a su alrededor. Se fue Tara, salió de casa, se perdió. Siempre digo ¡Tara es mi gata! (o, ¿era?), pero Tara nunca fue mía, Tara sólo me escogía para brindarme su compañía. Tara era de ella y de la naturaleza que la hizo increíblemente perfecta. Tara es el nombre que le puse y me parecía profundamente impecable para esos ojitos que se expandían cuando ella me miraba, cuando jugábamos y seguía sigilosamente mis dedos en la orilla de mi cama. Tara no era mía, pero como humana, me gustaba ...