Ir al contenido principal

Las historias que no se cuentan

Hay un montón de historias que ya no cuento, a pesar de que creo que puedo ser una buena narradora. Supongo que ha de ser la edad, entre más crezco, más observo, pero menos lo cuento.
He formulado teorías increíbles, pero que terminan sustentando mi unilateral manera de ver el mundo.

¿A qué le tememos tanto de la soledad? 
¿Por qué nos cuesta tanto soltar? 
¿Por qué preferimos ser infelices con alguien qué no nos llena, al encuentro con la propia compañía? ¿Tan terrible es la idea de quedarnos con quien somos? 
¿En realidad no sabemos qué decisión tomar o es quizá que nos cuesta afrontar lo que ello significa?
Creo que uno siempre sabe, pero a veces nos gusta engañarnos con esas pequeñas mentiras que no son piadosas y que terminan siendo gigantes.

24/02/20
No quiero cambiarte
No quiero exigirte un cariño
o siquiera pedírtelo
no quiero pretender que seas quien no eres
pero tampoco, tampoco quiero vivir sin la convicción de que me eliges cada día. De que te derrite pasar el tiempo conmigo, como a mí me derrite la espera por verte llegar después del día en el laburo. De ver tu carita perfecta y no ahogar mis ganas de besarla completa, de un abrazo apretado.
Pero quizá, quizá esto es la vida adulta. No hay tonterías ni romance, no hay mensajes cursis, ni besos medianocheros, no hay un recordatorio constante de que nos queremos.
Quizá basta nuestras elecciones diarias, estar juntos.

o quizá, quizá me esté equivocando y no sea suficiente.


26/05/20
¿De verdad te haré falta?
A veces necesito ausentarme, para saber si se te ocurre buscarme. Pero es una necesidad ilusoria porque finalmente nunca he sabido irme. Seguido -más bien debería decir que últimamente con mayor frecuencia- me imagino la ruptura y lo cierto es que ni siquiera me gusta pensarlo porque siento que lo atraigo; y de alguna u otra forma no quiero acabar con esto, ni dejar de sentir todo lo que siento, ni dejar de querer todo lo que te quiero, pero a veces si quiero dejar de pensarte todo lo que te pienso y de agobiarme todo lo que me agobio porque vivo en el limbo de la incertidumbre emocional. Y quizá, para ti pudiera parecer carente de referencia real, pero para mí se asoma como mi presente más próximo (y ahí me detengo para darme cuenta de que lo que esperamos es abismalmente distinto).
¿Sabes? He disfrutado mucho de quererte y tenerte conmigo cuando ha sido posible. No dejo de sorprenderme de los seres humanos (como si yo no fuera una de la misma especie, já) pero de verdad me parece fascinante el proceso del enamoramiento, la mecánica de la otredad en el mundo individualista en el que crecimos y vivimos, la necesidad de querer, pero la superlativa ansiedad de sentirte querida de regreso, el proceso de mediación, el intercambio de las expectativas y el choque con lo que efectivamente cada uno puede dar.


31/05/20
Me gusta pensar que cada relación es distinta y que a cada persona queremos diferente. Ojalá cada vez queramos con mejor calidad, con más libertad y sin tantos miedos, pero eso solo sucederá en la medida que lo practiquemos.
¿Sabes? me da miedo estarme engañando con la ilusión equívoca de nosotros. Si bien ya me he desprendido de muchas ideas ajenas sobre el amor, creo que aun sigo prendida a muchas de ellas y me duele cuando no eres quien he construido en mi memoria engañosa.
Pero bien sé que miento, porque quizá no eres lo que quiero/necesito en mi vida y la idea ya es perturbadora.
No quiero el desaire, la mediocridad, el conformismo. No quiero lo mismo que doy -porque uno nunca recibe exactamente lo que da- pero quiero sentirme valorada, importante, NECESARIA en tu vida.
De algo debe servir decidir el camino de pareja ¿no?, aunque realmente me asusta darme cuenta qué aun tengo demasiado que sanar personalmente, que quizá no me da miedo perderte sino perder mi proyecto de vida contigo. Suena tan egoísta y quizá finalmente tan yo, que me destruye la sola idea de pensarlo como posibilidad.


02/06/20
Siento que nos desmoronamos y no sé qué tan real es mi percepción de perdida. Siento que te pierdo, pero también siento que me estás perdiendo. De pronto siento muchas dudas. ¿Es esto lo que quiero? ¿Es esto lo que queremos? No deseo conformarme con menos por confundir lo que siento. No miento cuando digo que te quiero, pero mentiría si dijera que me basta/satisface lo que tenemos.
Tanto que te quiero que me cuesta -no sé igual, porque cada vez menos- desprenderme de la idea de ti. Me asusta que vivas ensimismado, me asusta tu zona de confort que atesoras hasta el extremo, me asusta lo que no es recíproco. De todo lo que pudiera ser el amor, estoy segura que siempre implica un poco de riesgo, un mucho de lo mutuo y un montón de mediar los extremos.



A veces me pregunto por qué nos hacemos tan tontos con cosas que ya sabemos. Nos gusta el engaño piadoso, las mentiras chiquitas que tapan el sol que nunca termina de quemar. Aceptar lo que no nos llena, conformarnos con lo que no funciona para nosotros, aunque como quisiéramos que si lo hicieran.


Me he roto tantas veces, que incluso sé, que a veces continuar con algo que no camina en ninguna dirección es solamente prolongar la cura. 



Yo siempre enigma-da con la vida.
Ella.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Veo humanos, pero no humanidad.

¿Te has fijado como somos de indiferentes las personas? Como no reaccionamos, no nos importa, la indiferencia es peor que las otras actitudes. ¿Ves como somos soldaditos?  Hechos para obedecer y no preguntar. Parece que la sociedad esta dejando de evolucionar, no mejoramos, estamos destruyéndonos, parece que avanzamos, pero PARA ATRÁS. He querido cambiar las cosas, una, diez cien veces. Me siento tan enojada, no puedo ser la única con ganas de cambiar. Claro siempre te dicen que empieces por ti misma, ¿Y sabes por qué te lo dicen? Sí, porque es lo más difícil. Pero después de haberlo intentado y de haber fracasado tanto, me he sentido tan vacía, tan ridícula, tan frustrada. Y luego tan yo, como siempre; tan yo. Y no sé que es, siento que estoy equivocada, espero que alguien conteste a tantas interrogativas que de todo surgen. Pero, ¿sabes qué? Nunca nadie lo hace y eso me lastima tanto, ¿Por qué se aferran en hacerme sentir tan mal? ¿Por qué siempre quieren hacerte ve...

Es fin de año y no pude evitar escribirte.

Papá, estoy en Montevideo. Qué lugar lindo, debo decir, acabo de dar una vuelta y mire una casa como aquella que te gusta que está en Bosques, que cuando íbamos a misa y pasábamos te decía: yo te la voy a comprar. He pasado por Santiago, por Buenos Aires y ahora estoy hirviendo aquí en frente al mar. Quise empezar esto así, pero sabes que estoy llena de nostalgia, naturalmente porque nací contrariada con la vida y aumentado por estas fechas que se recuerda mucho a la familia y que lejos uno se da cuenta que hasta lo más mínimo es lo más maravilloso. Estoy haciendo un recuento de los daños, bueno quiero decir de este año y de doce meses he pasado cerca de siete fuera, y yo sé que esto debo de aprovecharlo, que hay pocas oportunidades así pero soy débil y todo me recuerda a casa, a la abuela, a la ciudad, a Ringo (nuestro perro). Vos sabes cuánto vivo atada a la nostalgia. Y es cierto también, que es bueno viajar, mira de cuantas cosas me he dado cuenta, cuanta pertenencia tengo haci...

Tara, ¿mi gata?

¿Qué sabemos del vacío en realidad? A veces (seguido), me parece irónico que siendo lo que es esa palabra, sea una sensación tan exhaustiva, decir que está vacío es como decir que no hay nada, pero al mismo tiempo, ese vacío lo ocupa todo. Decir que no hay nada no es tan cierto, pero es una manera de relegar todo, de tirarlo a un segundo plano. Y decir que Tara ocasionó el vacío más profundo en mi vida, no es para nada una exageración. Ahora no hay nada y al mismo tiempo un pensamiento sostenido que gira a su alrededor. Se fue Tara, salió de casa, se perdió. Siempre digo ¡Tara es mi gata! (o, ¿era?), pero Tara nunca fue mía, Tara sólo me escogía para brindarme su compañía. Tara era de ella y de la naturaleza que la hizo increíblemente perfecta. Tara es el nombre que le puse y me parecía profundamente impecable para esos ojitos que se expandían cuando ella me miraba, cuando jugábamos y seguía sigilosamente mis dedos en la orilla de mi cama. Tara no era mía, pero como humana, me gustaba ...