Me gustan las palabras porque pueden describir excepcionalmente lo que sentimos. Pero en algunas otras, se quedan cortas aunque yo encontrara los adjetivos precisos. Pero hoy, abuela querida, Sol adorada, quisiera decirte cuánto es que ya te extrañamos, cuán grande parece la habitación y la casa sin ti. Sin saber con precisión si eran noventa y tres años los que habías vivido, cada año que nos compartiste de ti, nos reunía la mayor alegría. Me duele mucho, saber que ya no habrá más abue Sol. Hoy el dolor de no tenerte nos inunda los ojos, pero nos reboza el corazón de una mezcla de melancolía y alegria al recordar todo lo que fuiste, cada singular momento compartido, escuchar las historias más inverosímiles que narrabas, escucharte declamar los versos de poesía que de memoria aprendiste cuando eras a penas una niña, reírnos de alguna cosa que pareciera graciosa y en otras ocasiones angustiarnos porque te dabas cuenta que el tiempo pasaba y que desgraciadamente nosotros no podíamos detenerlo. No hay consuelo suficiente más que el saber que descansas, que ya no hay dolor que te pese ni que te aquejumbre. Hoy no sé si hay flores suficientes porque necesitaríamos hectáreas y hectáreas de flores de colores, para celebrar lo hermoso que fue tenerte como abuela, madre, tía, hermana, esposa. Para celebrar tu vida misma. Abue querida, mi Sol de todos los días, nos cuesta despedirte, pero nos excede el agradecimiento hacia ti, todo lo que eras y que desbordabas a manos llenas, no nos alcanzan las gracias. Hoy nos toca soltar tu mano, pero nunca el amor que te tenemos, un amor infinito, que tú regabas todos los días y que conservaremos para siempre. Esperanzados con volver a verte, te querremos siempre Sol.
¿Te has fijado como somos de indiferentes las personas? Como no reaccionamos, no nos importa, la indiferencia es peor que las otras actitudes. ¿Ves como somos soldaditos? Hechos para obedecer y no preguntar. Parece que la sociedad esta dejando de evolucionar, no mejoramos, estamos destruyéndonos, parece que avanzamos, pero PARA ATRÁS. He querido cambiar las cosas, una, diez cien veces. Me siento tan enojada, no puedo ser la única con ganas de cambiar. Claro siempre te dicen que empieces por ti misma, ¿Y sabes por qué te lo dicen? Sí, porque es lo más difícil. Pero después de haberlo intentado y de haber fracasado tanto, me he sentido tan vacía, tan ridícula, tan frustrada. Y luego tan yo, como siempre; tan yo. Y no sé que es, siento que estoy equivocada, espero que alguien conteste a tantas interrogativas que de todo surgen. Pero, ¿sabes qué? Nunca nadie lo hace y eso me lastima tanto, ¿Por qué se aferran en hacerme sentir tan mal? ¿Por qué siempre quieren hacerte ve...
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