Es preciso mencionar, que nunca he sido fan de las personas que quieren de una manera enfermiza.
No sé, siempre me quejo de ellas, o al menos tengo una opinión desagradable del modo peculiar
en que suelen amar, porque son pequeños nudos que te van atando y al final matando.
Qué triste darme cuenta que soy una de esas personas.
Que es verdad que no sé querer, no del modo bonito, o del que se supone es de verdad.
Y me pregunto que clase de contradicción es esta.
Cómo puedo odiar hacer esto y hacerlo al mismo tiempo. Qué ilógico.
Y verdaderamente no sé, que clase de bien me estés haciendo,
o si es verdad que estás alimentando a una niña caprichosa y egoísta
que sabes, siempre he sido pero que muchas veces en una dimensión casi
invisible,
Y es cierto amor, que me pongo triste, que me llena de amargura el corazón
pensar que te quiero así, solo para mí, y que aunque sé que me adoras,
(o que al menos eso hacías) pienso que cada vez te alejo más con mi egoísmo aterrador,
que nos distancia la cercanía forzada que no pienso explicar.
Perdóname si no sé quererte, pero es verdad que lo hago,
y perdón también si te duele, pero es la única manera en la que sé querer.
Me desconozco mil veces enajenada de lo que siempre he sido en mi soledad confortable,
en mi sillón de descanso y reconozco también que he dejado de lado muchas de mis prioridades
y puede ser que no tanto por ti, pero si por poder hacer más contigo y no sé porque de algún modo
esperaría que hicieras algo equivalente por mi y ¿VES? te das cuenta de lo miserable que soy,
de que al fin y al cabo estoy buscando RECIBIR. ¡QUÉ TIPO DE MIERDA ES ESTA!
No sé en quién me he convertido, me desconozco mil veces al verme al espejo, al verme contigo,
y que me duele estar mal y que también me incomode lo contrario, no sé quien soy, no sé
hasta donde estoy llegando por querer así, me gustaría pensar que es una etapa distinta,
que nunca había experimentado tanto amor, que nunca había querido así y que es por eso
que me siento incómoda, porque desconocía todo y poco a poco empiezo a conocer.
Y que aunque a veces la alegría me abruma, pienso que la tristeza es mucho más bonita
y que me reconozco y me conforto de verme envuelta en ella.
No sé que he sido, ni tampoco en que me he convertido,
pero supongo que la incertidumbre me llevará a conocerme mejor.
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