Soltarte ha tenido que ser un año estacional. Lo primero que aprendí contigo fue que era especial. Lo último que aprendí fue, que el mundo no giraba alrededor de mí, a pesar de que contigo, a veces pensaba que si. Tenía miedo de escribir y reflejar que a veces te recuerdo mucho y que otras veces te odiaba un poquito (demasiado). Primero vino la transición entre el otoño y el invierno. Aún era un clima cálido, pero en la obscuridad comenzaba a ventear y progresivamente, comenzaba a hacer más frío. En esta estación, me negué a aclimatarme. No quería dejar el clima tan acogedor, para soportar la inclemencia de la helada. Pero como todas esas cosas de la vida que uno no puede controlar, así tuve que soportar y atravesar el invierno. Y nevó, consecuencia de los días más fríos, en qué además llovía. No quería salir de mi cuarto y evitaba al máximo experimentar el frío que calaba hasta el corazón. Cuando salía, me abrigaba con todos los recuerdos más bonitos y me ...