Llevo algunos días (quizá un poco más) sumergida en el espesor de pensamientos que me abruman. Estoy experimentando el cambio. Supongo que es verdad eso que a veces se dice, y mi frase tendría que ser algo como “mi vida cambió a los veintitrés y medio “. Y bueno, tampoco es como qué un día despiertas y todo es diferente, sino que van pasando los días y empiezas a cuestionarte todo, el sentido de lo qué haces, y no las grandes decisiones, sino lo que haces diariamente y lo que finalmente te hace ser quien sos. No sé si se trate realmente de madurar, pero supongo que ha de ser parte esencial de ello, comenzar a ver las cosas de distinta manera. Siempre me cuesta un poco aceptar que todo cambia, odio volver al lugar donde me he sentido miserable, por eso trato de distraer mi mente cuando me acuerdo que he vivido engañada y quizá peor, me he inventado el engaño propio. Y cuando digo que miento es porqué si extraño, porque la distancia es un reto que no fue difícil d...